HARLEY DAVIDSON
BLACKLINE
Lo primero que llama la atención, es la corta distancia al suelo de su asiento, tan solo 65 cm. Nos encontramos ante la Harley de serie más baja jamás fabricada hasta el momento. Si notas un aumento de la temperatura al subirte en la Blackline, es que ahora estás más cerca del infierno. Su otra gran peculiaridad es el estrecho manillar de dos piezas Split Drag, que sujeto por la testa a la pletina superior de la tija de dirección, ofrece una visión muy diferente de la ergonomía de una Harley Davidson. Sin duda una ingeniosa solución, que además permite escamotear fácilmente en su interior los cables eléctricos de los conmutadores. Además, la corta distancia entre ambos puños, le otorga un aire muy especial.
La Blackline es muy manejable, entra bien en las curvas, a la vez que los cambios de rápidos de dirección los enlaza sin problema. Aunque a velocidades superiores a lo reglamentario, la moto tiende a perder algo de estabilidad, suficiente para hacerte desistir del impulso de buscar los límites. El ángulo de inclinación se ve limitado por los avisadores de las estriberas, que pronto nos condicionarán la plegada. Pero aun así, se disfruta en curvas con la Blackline, siempre teniendo en cuenta la moto que llevamos entre manos. Donde realmente está el autentico disfrute de la conducción de esta moto, es en las entregas de par y los cambios rápidos de dirección.